26 de septiembre de 2013

CASAS ANTIGUAS


Hay un lugar en dónde me siento especialmente libre, plena, fuera del mundo pero en pleno epicentro, en paz, en armonía. Un lugar en que la lluvia no me moja, el sol no me quema y el viento no revuelve mi corta cabellera. Es un lugar mágico. Allí estoy a salvo. A salvo de mí misma, de mis miedos, de mis incertidumbres. Es un lugar en el que siento el equilibrio de la vida y entre el bien y el mal me mantengo en pie.

Allí lleve a mi 2H nada más nacer, a que se empapara de energía. A mi 3H para que gateara por el verde y volviera a sus orígenes.  Allí compartí parilladas, reuniones familiares, de amigos, risas, algún llanto, paseos, biberones a gatitos que estaban solos, excursiones nocturnas con frontales, capturas de animales para taller de observación (con suelta posterior siempre), visitas al mercao los domingos, huerta ecológica, dulce de membrillo, bonito en conserva, llagaradas de sidra dulce con castañas, recogida de manzanas, de kiwis, de avellanas, jarras de aguas fresca de la fuente, sobremesas de charla, cumpleaños, lecturas  “metida” por la cocina de carbón…Allí acudí cuando el cáncer llamó a mi puerta para tratar de aislarme. Allí me despedí y dejé a mis chicos cuando me fui a operar. Allí pasé largas tardes de recuperación, allí desconecté de mi dolor.

Dice Pedro Guerra que en las casas antiguas algo queda de quien las vivió, y ciertamente en esta, ha quedado lo mejor  de cada uno de ellos.También es cierto que las casas no son nada sin “su gente” y quien la habita ahora no deja de aportar momentos de alegría, despreocupación, paz y libertad.

Tener un lugar al que volver siempre es un placer y si te abraza y te mece…más aún. Salud

21 de septiembre de 2013

LAS TRES REJAS

Un joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:

- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti...

- ¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que me vas a contar?

- ¿Las tres rejas?

- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres contarme es absolutamente cierto?

- No. Lo oí comentar a unos vecinos.

- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que quieres decirme, ¿es bueno para alguien?

- No, en realidad no. Al contrario...

- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.

- ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?

- A decir verdad, no

- Entonces –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario…sepúltalo en el olvido.


Totalmente de acuerdo. Muchas veces nos empeñamos en decir la verdad, toda la verdad,  o todo lo que sabemos bajo una mal entendida “sinceridad” o “fidelidad”. Preferimos quedarnos en paz con nosotros mismos aunque al otro le duela cada palabra que está escuchando. Nuestra intención no es mala, estamos diciendo la verdad y siempre nos han dicho que la verdad, está bien.

Yo estoy cansada de tanta realidad gratuita y a bocajarro. Prefiero no saber, o que no me digan. Paso de ataques de sinceridad en los que la gente vomita todo cuanto opina de ti. Porque al final, no habla de ti, sino de lo que ella piensa que eres tú.


Dos personas que conozco  discutían-hablaban. Una dijo: “si no te lo digo, reviento”. La otra se limitó  a escuchar, pero habría sido un punto espetarle: “no me lo cuentes,  prefiero que  revientes”. Salud.

14 de septiembre de 2013

YO CONFIESO

“Confieso que, durante muchos años, consideré que era una indecencia hacer un uso artístico del propio dolor. Deploré que Eric Clapton compusiera  (lágrimas en el Cielo), la canción dedicada a su hijo Conor, fallecido a los cuatro años de edad al caer de un piso 53 en Nueva York; y me incomodó que Isabel Allende publicara Paula, la novela autobiográfica sobre la muerte de su hija. Para mí era como si estuvieran de algún modo traficando con esos dolores que hubieran debido ser tan puros. Pero luego, con el tiempo, he ido cambiando de opinión; de hecho, he llegado a la conclusión de que en realidad es algo que hacemos todos: aunque en mis novelas yo huya con especial ahínco de lo autobiográfico, simbólicamente siempre me estoy lamiendo mis más profundas heridas. En el origen de la creatividad está el sufrimiento, el propio y el ajeno. El verdadero dolor es inefable, nos deja sordos y mudos, está más allá de toda descripción y todo consuelo. El verdadero dolor es una ballena demasiado grande para ser arponeada. Y sin embargo, y a pesar de ello, los escritores nos empeñamos en poner #Palabras  en la nada. Arrojamos #Palabras como quien arroja piedrecitas a un pozo radioactivo hasta cegarlo.

Yo ahora sé que escribo para intentar otorgarle al Mal y al Dolor un sentido que en realidad sé que no tienen. Clapton y Allende utilizaron el único recurso que conocían para poder sobrellevar lo sucedido.

El arte es una herida hecha luz, decía Georges Braque. Necesitamos esa luz, no solo los que escribimos o pintamos o componemos música, sino también los que leemos y vemos cuadros y escuchamos un concierto. Todos necesitamos la belleza para que la vida nos sea soportable. Lo expresó muy bien Fernando Pessoa: “la literatura, como el arte en general, es la demostración de que la vida no basta”. No basta , no. Por eso estoy redactando este libro. Por eso lo estás leyendo. ”

La ridícula idea de no volver  a verte


Me quedé alucinada cuando leí a Rosa Montero. No había mejor redacción para explicar porqué había hecho mi blog. Estupendo libro de reflexiones.

Yo confieso que durante meses pensé que la existencia de un blog, era un desnudo brutal, una exposición de la intimidad y una revelación de mi misma que me haría vulnerable.Nada más lejos de la realidad. Cuando decidí escribir y dejar salir mi realidad y mis desvelos, comprobé que no solo no perdía sino que ganaba. Aún así, cuando Tan Dulcemente tomó VIDA, solo se lo conté a quienes me apetecía, a quienes habían estado más cerca de mí aquellos meses. En estos siete meses de vida he ido compartiéndolo con  todos  aquellos que pienso podían disfrutarlo. En este proceso, algún día lo publicaré en el facebook, dejando que las palabras lleguen a otros sitios.


Os doy las gracias por vuestras visitas, por leer lo que necesito contaros. Salud.





1 de septiembre de 2013

RUTINA


Una de las cosas más importantes  para los niños con TEA (trastorno de espectro autista), es  la rutina. Hace que el entorno sea previsible y les proporciona seguridad. Tengo que confesar que a mí también. Soy disciplinada y rutinaria. Las actividades  cotidianas  me hacen sentir bien. Necesito la rutina. A mis hijos les viene bien la rutina. En mi casa se vive con rutina.

Escuchamos  “estoy harta de la rutina”, “caímos en la rutina”, “la rutina te envuelve”… pero también frases como “bendita rutina”  o “necesito volver a la rutina”.

Puede que la rutina sea el mal de la existencia, vivida, claro está, desde el aburrimiento. La vida  del single, en pareja o con niños, pide a gritos rutina, o si se prefiere, estructura. No significa que cada día hagamos exactamente lo mismo que el anterior pero el esquema es similar.

A veces lo que hacemos es huir de la rutina, buscando una realidad que por novedosa e imprevisible vivimos como fascinante. Pero el final de ese momento llega y nos sentimos afortunados de volver a “lo de siempre”. Las vacaciones son estupendas, pero el regreso más todavía, nuestra cama, nuestra almohada, nuestras comidas (o las de mamá), nuestros olores… parece que empezamos a disfrutarlas cuando volvemos a casa viendo las fotografías.

Estos meses en los que mi rutina anterior se rompió por la mitad, me elaboré otra. Un plan en el que cada día era similar al anterior y poder desarrollarlo me llenaba de tranquilidad. Significaba que estaba bien y que podía llevarlo a cabo. Solo con eso,  mi ánimo se iluminaba.

Mañana es otro gran día, toca vuelta a la rutina, vuelta al trabajo, vuelta al cole. ¿Qué voy a decir?, pues que es maravilloso volver a la rutina, la invariabilidad se hace necesaria tras el sufrimiento. Por supuesto soy del grupo que dice “bendita rutina”. Salud.