26 de octubre de 2013

LAURA, SIMPLEMENTE "GRACIAS"


Hay varios proyectos en mi vida. Realmente, después del cáncer  le he puesto nombre a muchas cosas que antes no lo tenían. Ahora tengo la sensación de estar inmersa en muchas más cosas que antes. Aunque quizá solo sea una percepción mía, la sensación de vivirlo todo más, con más intensidad y aprovechamiento, me hace verlo así.

Mi madre que es muy refranera, suele decir que “no hay mal que por bien no venga”. Es evidente cual ha sido “el mal” y “el bien” todas las personas que me ha traido. Una de ellas es Laura a la que debía un simple “gracias”. Ella es “la fisio”, no “mi fisio”, ni “una fisio”… es algo así como “la jurado” o “the boss” , es decir,  únicos en su “especie”.

Nos conocimos hace tiempo a través de una amiga común que me dijo que una compañera de trabajo había montado un Centro, el “Centro Avanzas”. Un gran nombre que encierra todo un significado. Un proyecto del que soy, o por lo menos así me siento, parte.

Es de agradecer que podamos ir a un centro  de recuperación en vez de a una clínica. Afectividad, paz y silencio son parte de los ingredientes que se respiran en su centro además de incienso, aceites ecológicos y cremas naturales en vez de reflex. Allí se cura el cuerpo, pero sobre todo yo curé mi alma. Pienso que es un referente y bromeo con ella sobre que está perdiendo su potencial, que debería ser maestra de maestros y formar una escuela.

Implicada, entregada, auténtica, empatica, sencilla, humilde, prudente, sabia, dulce y cariñosa, espontánea, curiosa y algo fundamental: sabe escuchar;  Si, así es Laura.

Fue ella quien me sugirió el yoga Iyengar cuando le dije que necesitaba empezar con una actividad . No se equivocó. Ha sido toda una revelación. Imprescindible ya. Fue  con quien hablé  de los productos ecológicos y la necesidad de cambiar nuestra dieta. Fue con ella con la que compartí recetas, miedos, sueños, lecturas y alegrías, muchas alegrías.

Hace unos meses me regaló una camiseta que ella había pintado con una flor de loto “ un símbolo budista que representa el camino de la oscuridad a la luz. Nace del fondo del estanque, para subir a través del agua y elevarse en la superficie, abriéndose al mundo y mostrando la perfección de su belleza”,  me explicó en una bonita nota.

Las sesiones semanales han quedado atrás. Mi recuperación es un hecho. Hace poco volví por Avanzas después de un largo verano.  Un masaje siempre viene bien pero reencontrarme con  Laura fue infinitamente mejor.

Gracias una vez más por la esperanza, por la positividad, por tu precioso proyecto, por abrirnos las puertas de tu casa y concedernos sanar. Salud.





19 de octubre de 2013

19 DE OCTUBRE


Cuando tienes cáncer te sientes morir. La noticia se hunde en ti como una gran piedra en el agua que no opone resistencia por lo inesperado de la situación. Así estaba yo, tranquila, confiada, discurriendo por mi cauce cuando el enemigo ya había entrado. Ni un solo síntoma físico,  ni una sola llamada de alerta, ni la más mínima sospecha, solamente una profunda tristeza que me acompañaba aquella temporada. Supongo que fue una señal  que no supe interpretar en aquel momento y aunque si la percibí, la achaqué a otros asuntos.
Si, cuando te dicen que tienes cáncer en tu mente se dibuja tu muerte, una muerte próxima, una existencia incierta, más incierta que nunca, porque hasta el momento te sientes inmortal, fuerte y libre y es que a ti “esas cosas no te pueden pasar”. Pero pasan y yo soy otro ejemplo de ello.

Otro tópico; “a mí el cáncer me ha cambiado la vida”. Sí, así es, cambio hacia positivo, muy positivo. He entendido perfectamente de qué va la vida, he conocido gente estupenda y he comenzado  a hacer cosas para las que antes “no tenía tiempo” y ahora se han convertido en  imprescindibles.

El cáncer mata, eso es evidente, pero no siempre y los pacientes necesitamos que los médicos nos lo digan, que nuestro sistema sea más acogedor con nosotros cuando te ves al borde del precipicio sin un mísero agarre que rozar con las yemas de tus dedos. Necesitamos esperanza, que no engaños y que nos acompañen en un camino nuevo y muy angustioso. Está demostrado que los tratamientos funcionan mucho mejor cuanto más positivo está el paciente y lo percibe como algo sanador. Fuerza y positividad al enfermo se revelan como imprescindibles. También es cierto que en momentos tan difíciles necesitas el tan denostado en educación, aprendizaje por repetición, que consiste en que tu acompañante te repita una y otra vez lo positivo que ha dicho el médico, que por insistente, acabas integrando. Ahora, visto desde la distancia, me doy cuenta que no estaba preparada para apreciar lo positivo que me decían.


A mí me gustaría que la palabra cáncer dejara de ser el estigma de nuestra sociedad, sobretodo por todos los que enfermamos y pensamos irremediablemente que nuestros días están contados. Es una batalla social, lo sé,  pero hay que estar ahí, por eso escribo estas palabras, porque escribir del cáncer desde la positividad no es lo común, no es a lo que estamos acostumbrados, pero a mí hoy se me llena la boca para decir que sí, que se puede, que hay vida después del cáncer, que las cosas vuelven a ir bien, a ser lo de siempre, a recuperar la persona que eras antes y que con pequeños gestos cambiamos creencias  y así, triunfamos. Felíz día y salud, mucha salud.