Cuando Tania me propuso colaborar en “Tan dulcemente” no
tuve la menor duda, para mí era un gran honor poder colaborar en este proyecto.
Intenté
ponerme a ello de forma inmediata, empecé una y mil entradas pero ninguna me
parecía que estuviera a la altura. Un días, cuando menos lo esperaba, me
visitaron las musas y así sin más empecé a escribir y este fue el resultado,
espero que os guste:
“Considero
que existen dos tipos de persona: las que nacen con estrella y las que nacen
estrelladas.
En
el primer grupo incluiría a aquellas personas a las que siempre les sopla el
viento a favor, las que van superando obstáculos con una sonrisa, las que siempre
encuentran motivos para ver la botella medio llena.
Las
personas estrelladas, en cambio, acumulan más sombras que luces en su
trayectoria vital, acostumbran a tener que estar remando constantemente con el
viento en contra y sus botellas habitualmente están casi vacías.
No
me avergüenza confesar que yo me sitúo en el primer grupo. Sí, así es, me
considero una persona con estrella, aunque haber tenido la suerte de haber
nacido con estrella no significa que todo haya sido un camino de rosas. Yo
también tuve una profesora de matemáticas que me hacía temblar con sus exámenes
sorpresa. Yo también tuve un novio, bueno dejémoslo en rollo, que me dejó por
una camarera de discoteca que se calzaba dos tallas más de sujetador. Yo
también he sufrido los constantes cambios de humor de jefes muy poco preparados
para ser jefes. Y yo, a lo largo de mi vida, también he sufrido irreparables
pérdidas. Pero a pesar de todas y cada una de ellas, me considero una persona
con suerte, con estrella.
Cuando
en enero del 2012 me diagnosticaron cáncer de mama, estaba en uno de esos
momentos vitales en los que mi estrella estaba más resplandeciente que nunca.
Hacía pocos meses había sido madre de mi segunda hija, mi chico y yo nos estábamos reencontrando
tras haber ejercido de padres durante unos largos larguísimos meses, iba a
reincorporarme a un trabajo que me apasiona y estaba a punto de iniciar un
montón de proyectos que la maternidad había aparcado.
Te
puedes preparar para cambiar de trabajo, para presentarte a unas oposiciones o
incluso puedes ser tan ingenuo como para intentar prepararte para ser padre.
Pero jamás estás preparado para tener cáncer.
Nadie
está preparado para que llegue ese día en el que de pronto el mundo se paraliza
y tu estómago se contrae. Ese instante que mueve los cimientos de todo aquello
que llevas años construyendo. Ese momento que hace que tu vida de un giro de
180º. Ese segundo en el que eres consciente de que no eres inmune y que eres
pequeño, muy pequeño, más pequeño de lo que imaginabas.
2012
fue un año diferente. Un año lleno de analíticas, pruebas médicas,
tratamientos, quirófanos, batas blancas, incertidumbre, miedos, inseguridades,
hinchazón, calvicie, nauseas. Pero también fue un año lleno de pañuelos de
colores, de grandes reflexiones, de nuevas metas, de abrazos con superpoderes,
de bizcochos de chocolate, de sonrisas cómplices, de tardes de palomitas, de
crecimiento personal, de superación, de suaves caricias, de nuevas amistades,
de grandes descubrimientos, de nuevos significados y de bonitas anécdotas.
Porque,
sinceramente, tener cáncer es una putada, pero cuando dejas de tenerlo la vida
te sabe mucho mejor”.
Para
los que os haya sabido a poco y queráis conocer un poco más mi historia me
encontraréis en bebiendo limonada. Y
como bien dice mi amiga Tania, salud.
Yo tenía a Nando y a Belén con los que compartía mis miedos e incertidumbres oncológicas. Una tarde de domingo, buceando por internet, me topé con algo que me fascinó. Un blog que me atrapó por su forma de expresar. Detrás de Bebiendo Limonada estaba Yolanda, una catalana con una historia similar a la mía. Sin duda fue eso y su forma de escribir lo que hizo que me leyera todas las entradas de su blog de una sentada. Me puse en contacto con ella y esta Semana Santa nos conocimos. Fue una cita a ciegas estupenda de la que habrá segunda parte, estoy segura. Gracias Yolanda por tu blog, por compartir todo lo que fue tu año de recuperación y lucha, gracias por contar en Tan dulcemente tu historia. Un abrazo fuerte.
ResponderEliminarVaya GRANDES SOIS LAS DOS!!
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