Hace un
rato escuchaba en las noticias una y otra vez lo terrible que había sido 2013 a
nivel económico. El paro que se ha generado, la pobreza, la insatisfacción de
unos y la decepción de otros. Como cada año por estas fechas toca hacer balance
y cada uno hace el suyo según le haya ido en la fiesta.
Melendi le pide al cielo la “salud del anterior”, dice
que no necesita dinero y que va “sobrao en el amor”.
Si se puede pedir, yo elijo lo mismo, salud, salud y
salud…
Y mientras escribo esto se me viene a la cabeza el regalo
que una amiga hizo a una compañera de trabajo de lo más original. Compró tres
cajas de diferentes tamaños. La mayor hacía referencia a la salud con un bonito
regalo dentro, la mediana al amor, con
unos deliciosos corazones de galleta y la tercera y más pequeña al dinero,
dónde colocó un puñado de monedas de chocolate.
2013 ha sido el año de mi recuperación, sí, todo recto
para adelante. Atrás quedó aquel 2012 en el que la sacudida movió el suelo que
pisábamos. Este año hemos abierto las ventanas de par en par, hemos dejado
correr el aire y hemos respirado hondo, muy hondo, hasta llenarnos de aire
fresco. Lo hemos hecho todos y ha funcionado.
El cáncer me ha dejado mucho y gran parte de ello, muy bueno. Quizá lo mejor
haya sido mi renacer. Encontrarme conmigo misma, la necesidad de estar sola,
disfrutar del silencio y la búsqueda de momentos para mí, me han hecho crecer y aunque sigo siendo la
misma, todo o casi todo, es diferente.
El año comenzó finalizando el tratamiento y termina con
la sonrisa en la cara, unos rizos indomables en la cabeza y con más fuerza que
nunca, “tocada” pero ya no “hundida”.
Muchas personas han sido claves en este proceso y de no haber sido por
el cáncer, no me habría cruzado con
ellas.
He aprendido mucho y aunque a veces me cuesta ponerlo en práctica,
forma parte de mis cuadernos, los mismos que descansan noche tras noche en mi
mesita.
He disfrutado, sobre todo con mis amigas y he
descubierto que el poder de las mujeres es imbatible.
He llorado mi dolor, mi rabia, mi desconsuelo, mi frustración…pero
al día siguiente, ha salido el sol.
También he
saboreado mis victorias, las buenas noticias y las comidas de fiesta.
He pensado mucho y he procurado que fuera en positivo poniendo
alegría y color a días grises.
He amado a mi entorno, fundamentalmente a mis 3H porque son lo
mejor que tengo y con ellos, al fin del mundo.
He reido con más ganas que nunca, aprovechando el momento y
consciente de que todo pasa, lo bueno y lo malo. En atención plena se dice que
todo pasa, que todo fluye y que nada permanece.
He hecho mucho, pero sobre todo, he
sentido mucho y en definitiva este
año HE VIVIDO, que era el objetivo
nº 1. Y ahora en 2014, 2015, 2016…2050… voy a dedicarme a vivir. Salud.