Un joven discípulo de un
filósofo sabio llega a casa de éste y le dice:
- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti...
- ¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que me vas a contar?
- ¿Las tres rejas?
- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres contarme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que quieres decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario...
- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
- ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no
- Entonces –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario…sepúltalo en el olvido.
- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando mal de ti...
- ¡Espera! –lo interrumpe el filósofo-. ¿Ya hiciste pasar por las tres rejas lo que me vas a contar?
- ¿Las tres rejas?
- Sí. La primera es la verdad. ¿Estás seguro de que lo que quieres contarme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.
- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que quieres decirme, ¿es bueno para alguien?
- No, en realidad no. Al contrario...
- ¡Ah, vaya! La última reja es la necesidad.
- ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no
- Entonces –dijo el sabio sonriendo-, si no es verdadero, ni bueno, ni necesario…sepúltalo en el olvido.
Totalmente de acuerdo. Muchas veces nos
empeñamos en decir la verdad, toda la verdad,
o todo lo que sabemos bajo una mal entendida “sinceridad” o “fidelidad”.
Preferimos quedarnos en paz con nosotros mismos aunque al otro le duela cada
palabra que está escuchando. Nuestra intención no es mala, estamos diciendo la
verdad y siempre nos han dicho que la verdad, está bien.
Yo estoy cansada de tanta realidad gratuita y a
bocajarro. Prefiero no saber, o que no me digan. Paso de ataques de sinceridad
en los que la gente vomita todo cuanto opina de ti. Porque al final, no habla
de ti, sino de lo que ella piensa que eres tú.
Dos personas que conozco discutían-hablaban. Una dijo: “si no te lo
digo, reviento”. La otra se limitó a
escuchar, pero habría sido un punto espetarle: “no me lo cuentes, prefiero que
revientes”. Salud.
Buenísima entrada. No dejes de escribir nunca. Te quiero tía.
ResponderEliminarAlba
Me has dado que pensar......yo también preferiaría que algunas personas reventaran..;-)
ResponderEliminarBRP