Tengo tres cuñadas muy diferentes pero cada una de ellas
muy auténtica en su estilo. La primera de todas fue Reyes y de ella vengo a
hablar hoy, día de Reyes y de su cumpleaños. Cuando nos conocimos yo solo tenía
14 años, así que tengo la sensación de que siempre ha estado en mi vida. Es una
mujer maravillosa y de las más generosas que he conocido. Ha sabido llevar de
la mano a mi hermano magistralmente y me ha regalado tres sobrinos a los que
quiero muchísimo, Carla, Alex y Alba.
Mis recuerdos de ella arrancan en la cocina de mis padres
cuando mi hermano nos la presentó. Recuerdo su “privata” azul celeste con
coletas como si fuera hoy (era lo último) y su cálida sonrisa. Acababan de
iniciar un bonito noviazgo tan rápido como sólido.
A lo largo de estos 25 años nos hemos conocido muy bien y
quizá lo que más me guste es su capacidad para conversar y la mujer que hay al
otro lado. En verano vamos a la playa y pasamos horas sin dejar de hablar de lo
que ha sido nuestro año a la vez que comemos el bocata que nos ha preparado mi
hermano. Hacemos un montón de cosas, pero sobre todo, estamos juntas.
Defecto o virtud, no lo sé, lo cierto es que nos facilita
la vida a todos cuantos estamos a su lado.
No hay problema, lo hace ella o busca la solución. Es una mujer cuidadora, de
verdad, cariñosa, nerviosa, dulce,
simpatiquísima, sufridora, con un
sentido del humor excepcional, rápida, inteligente… y es que ya lo dijo una
mujer de su pueblo el día de su boda “se casa María Reyes, esta moza ye
listísima, de rapacina sabia más que la maestra”…tan real como que lo escuché
yo a las puertas de la iglesia.
La señora no se equivocaba y siempre ha tratado de
conciliar y acercar posturas entre todos. Adora a mis hijos y a mis padres y siempre
ha sido una imprescindible en mi vida, porque siempre ha estado en ella. Cuando
me diagnosticaron, 900 km nos separaban pero cada día llamaba a mi madre para
darle ánimos y no molestarme. Te lo agradezco hasta el infinito.
En verano siempre vuelven a Asturias, pero este año
fuimos nosotros primero a Sevilla y aquellos días en la ciudad antes de iniciar
nuestras vacaciones en Cádiz, fueron maravillosos. Todo volvía a ser como
siempre pero mejor, más intenso y Sevilla, olía mejor. Volver a estar todos
juntos fue un regalo.
Reyes es otra hermana que me ha traído la vida, esa vida
maravillosa que vamos a continuar viviendo juntas sin dejar de querernos.
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