31 de octubre de 2014

MI MAMÁ ME MIMA



Seguro que esta frase os suena. A mí me lleva directamente al colegio y a las cartillas foto-silábicas de Palau. Un colegio que no me gustaba, un colegio que me resultaba aburrido y que en determinados momentos me sentía tan frustrada que deseaba que la tierra se abriera y se lo tragara. Pienso que el colegio nunca se adaptó a mis necesidades y mucho menos a mis intereses, así que para sobrevivir, me adapté yo.

Más de treinta años después sigo viendo a niños en una situación parecida a la mía. No voy a echar piedras contra mi propio tejado pero quizá y solo quizá, tanto el sistema educativo como los maestros y  maestras deberíamos hacer una reflexión sobre lo que está pasando en nuestras aulas. Quizá y solo quizá, estemos demostrando poco respeto hacia ellos. No me refiero a una falta de respeto directa, sino a las omisiones que se realizan respecto a sus deseos y fortalezas o sentimientos y necesidades.

Quizá y solo quizá, hay un sector del profesorado que aún no se ha enterado de que el fin de la educación es formar sujetos libres y activos, que piensen por sí mismos y que decidan. Quizá y solo quizá no queramos una masa borreguil en nuestras aulas. Por tanto, quizá y solo quizá estaría bien que nos planteáramos ciertas cosas como ¿Por qué los tratamos a todos igual? ¿Por qué no respetamos sus diferentes ritmos de aprendizaje? ¿Por qué no vemos al niño en su conjunto en lugar de diseccionarlo como si fuera un mejillón? ¿Por qué vemos fantasmas y la obsesión de acabar los libros nos persigue? ¿Por qué hay que seguir unos libros que encorsetan el aprendizaje y no dejan cabida a la creatividad de los niños y el profesorado? ¿Dónde está el aprendizaje cooperativo tan necesario para la actual vida social y laboral? ¿Dónde están las múltiples formas de enseñar que se adaptan a las múltiples formas de aprender? ¿Dónde está nuestro sentido común?

Llevo un par de semanas revolviéndome en la silla por múltiples motivos… ¿será que lo que veo me conecta con mi etapa escolar? Quizá y solo quizá el problema es mío… ¿tendré que visitar entonces un terapeuta?

No podemos dejar de lado el principio de equidad del que nos hablaba la LOE. Yo por mi parte, seguro y más que seguro, voy a defender lo que considero un derecho de mi alumnado y lo que por justicia les corresponde a mis hijos. Ojalá que por el maestro los niños si aprendan "a coger el cielo con las manos". Salud.




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