12 de febrero de 2019

San Valentín

Sentada en el sofá, con fiebre y escribiendo lo que sale en este momento. Siempre he hecho entradas cuidadas en estilo y forma, teniéndolas horneaditas y listas para su consumo. Esta no. Hoy es 12 y no 14. Aunque también es verdad que el 12 en esta historia es un peso pesado. 

Entro en el blog después de meses, ya no sé si será el año...todo 2018 sin salpicar con una palabra...y entonces blogger me avisa de un tinglao que puede que pierda si no hago no sé qué... ¡vaya! pienso, pero no le hago ni caso. Lejos de salvaguardar esta entrada, en algún sitio, busco las palabras escondidas entre muselinas. 

Cada 14 de febrero siento la necesidad de escribir y tras  una gripe que me tiene aburrida desde hace 4 días, pienso que de no haber sido maestra, me habría dedicado a escribir. No sé muy bien de qué, pero lo habría hecho sola y en silencio. 

El día de los enamorados me recuerda que ya son seis largos, bonitos y maravillosos años desde que el final del tratamiento del cáncer llegó y empecé a escribir. Llegó como llega todo. Y la vida continuó. Y volvió  a haber de todo, porque la vida es eso, un cambio constante.  Y seguí y sigo navegando, vistiéndome de vikinga y pirata. Y seguí y sigo volando, disfrazándome de mariposa y viento huracanado. Y seguí y sigo viviendo, porque en definitiva para eso estoy aquí. Puede que cada vez más cerca del centro y puede que cada vez más desviada...sea como sea, sumando, MÁS y MÁS. 

Me crucé el otro día en el paseo de Salinas con una chica que llevaba una camiseta muy chula que ponía " vivir es lo único urgente". Como iba caminando sola me dio tiempo a leer y observar y por el camino a pensar. La vida sigue trayendo lo que necesito, así es.

Respiro, guardo aire, expulso... (hoy toso también) y caigo en la cuenta de que estoy VIVA y además, disfruto. Suficiente. Salud. 





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