13 de marzo de 2013

SON LAS COSAS DE LA VIDA, SON LAS COSAS DEL QUERER



Soy una pesada. Sí, lo reconozco. Siempre digo lo mismo: “yo no necesitaba un cáncer para ser felíz”. Pero llegó y se sentó a la mesa.

Creo que aún no lo he aceptado. Aunque hace tiempo que se fue,  todavía estoy en proceso de hacerlo. Sigo revelándome contra él, ¿porqué a mí?, ¡ yo no quería esto!. Esto va a llevarme mi tiempo, lo sé.   Las cosas ahora son diferentes y se trata de hacer unas nuevas reglas de juego. En ello estoy.

Son las cosas de la vida, que pasan sin más. Cuando te das cuenta te atrapan en una maraña y no sabes cómo has llegado hasta allí, mucho menos cómo vas a salir y por supuesto, de lo que va a venir después, ya ni hablamos.

En el camino, vas entendiendo de qué va esto de la vida,  qué es y qué se puede esperar de ella. Se pone a tu disposición un pequeño manual de instrucciones no escrito, sobre dónde te puedes ubicar y qué tiene importancia. Por supuesto, hay una posdata: “puedes hacer lo que te de la gana, esto es solo una sugerencia “.

A partir de aquí, las cosas del querer, son cosa tuya. Decides cómo poner en práctica los aprendizajes, meterlo todo en un cajón, dejarlo encima de la estantería de lo pendiente de leer, sacarlo para que le de el aire, romperlo e ignorarlo o sentarte en el suelo rodeada de papeles  dispuesta a poner en orden y subrayar con colores.

En este punto, decido aprender y descubrir dónde posicionarme, quien soy realmente, abrazar y decir “te quiero”, desarrollar la creatividad,  meditar, reflexionar y actuar,  saber de la vulnerabilidad, crecer confiando en mí misma, hacer un poco más lo que quiero, salir a la calle y liberarme de prejuicios. Es una opción.  Salud.

2 comentarios:

  1. Yo no necesitaba un cáncer para saber que la vida se ha de vivir de forma intensa, es ya lo hacía aunque he de reconocer que últimamente lo había olvidado. Yo no necesitaba un cáncer para darme cuenta que soy enormemente afortunada por compartir mu vida con el chico de mis sueños. Yo no necesitaba un cáncer para saber que tengo la enorme suerte de tener dos princesas que me pintan los días de colores. Pero un día el cáncer vino, entró en mi casa sin ni siquiera picar primero el interfono, vino sin avisar y aunque fue una visita fugaz sirvió para volver a recordar lo afortunada que soy y lo maravillosa que es mi vida, un beso fuerte

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    1. Así es. Pero no vino para quedarse y nos ha dejado mucho que celebrar. Lo siguiente, el próximo martes. Besos

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